Mi mensaje dieciochero
Me da lo mismo ser chilena, como he dicho muchas veces, las banderas las inventaron los hombres, no Dios, quien hizo un sólo mundo y al ser humano se le ocurrió dividirlo y ponerle banderas, himnos y xenofobia en dosis variables. No obstante, me gusta la música chilena (adoro una buena cueca), comida y brebajes mágicos (vinito tinto mode on).
Cuando Jorge González (ídolo del rock chileno de los 80´), salió hace algunos años diciendo que se avergonzaba de ser chileno, y acto seguido medio Chile lo puteó, yo lo entendí, a mí también me da vergüenza, me aterra, me da pena vivir en un país que cree que la solidaridad es lo mismo que la caridad, que ha permitido la existencia de castas sociales, que piensa sólo en sí mismo y ni siquiera como un ente integral, concentrándose sólo en el aspecto económico, realmente me avergüenza.
Cuando pienso en que país me gustaría criar a mis hijos, Chile aparece más bien como una opción de la cual arrancar, aún teniendo como ventaja variados paisajes y un clima precioso, pero lo que me molesta de Chile no es eso, es su gente, como dijo un profesor cuando yo era muy chica, lo único malo de Chile son los chilenos. Lo que me molesta es la cultura chilena (o la NO cultura más bien), el doble estándar, la mediocridad, el chaqueteo, el egoísmo, la indefinición, el gusto de mimetizarse en la masa idiota, la casi necesidad de no llamar la atención ni de destacarse, el miedo a pensar distinto, la castración intelectual, eso me molesta, y sí, me avergüenza.
Siempre he creído que hay un grupo de gente que no encaja (al menos no de manera espontánea), en este país, y ese grupo se llaman "los exiliados no exiliados", grupo del que me siento parte, y no es que no quiera que mejoremos, todo lo contrario, ojalá pronto seamos una sociedad más justa, solidaria, honesta, opinante, culta, inteligente, tolerante, crítica, informada, leal, diversa y abierta, ojalá eso pase pronto, por que por ahora poco me importa que nuestro himno sea el segundo más bonito o seamos loa jaguares de L.A., la verdad poco me importa.
Cuando Jorge González (ídolo del rock chileno de los 80´), salió hace algunos años diciendo que se avergonzaba de ser chileno, y acto seguido medio Chile lo puteó, yo lo entendí, a mí también me da vergüenza, me aterra, me da pena vivir en un país que cree que la solidaridad es lo mismo que la caridad, que ha permitido la existencia de castas sociales, que piensa sólo en sí mismo y ni siquiera como un ente integral, concentrándose sólo en el aspecto económico, realmente me avergüenza.
Cuando pienso en que país me gustaría criar a mis hijos, Chile aparece más bien como una opción de la cual arrancar, aún teniendo como ventaja variados paisajes y un clima precioso, pero lo que me molesta de Chile no es eso, es su gente, como dijo un profesor cuando yo era muy chica, lo único malo de Chile son los chilenos. Lo que me molesta es la cultura chilena (o la NO cultura más bien), el doble estándar, la mediocridad, el chaqueteo, el egoísmo, la indefinición, el gusto de mimetizarse en la masa idiota, la casi necesidad de no llamar la atención ni de destacarse, el miedo a pensar distinto, la castración intelectual, eso me molesta, y sí, me avergüenza.
Siempre he creído que hay un grupo de gente que no encaja (al menos no de manera espontánea), en este país, y ese grupo se llaman "los exiliados no exiliados", grupo del que me siento parte, y no es que no quiera que mejoremos, todo lo contrario, ojalá pronto seamos una sociedad más justa, solidaria, honesta, opinante, culta, inteligente, tolerante, crítica, informada, leal, diversa y abierta, ojalá eso pase pronto, por que por ahora poco me importa que nuestro himno sea el segundo más bonito o seamos loa jaguares de L.A., la verdad poco me importa.