Vuelta a girar la rueda

Esta semana fue divina, me levanté ultra temprano para correr, cuando aún no amanecia, después a subirme al metro y luego a tomar la micro, bendito transantiago, que me llevaría al colegio cuico de turno donde me tocaría atender a las millones de dobles de la Bolocco, o la Argandoña, apoderadas de 7 o más hijos, con una lipo en el cuerpo y una levantada de lolas. Aún así me divertí, pelándolas con mis compañeros de pega, o pensando en lo injusta que es la educación en Chile, ahora me queda demostrado empíricamente.
Y así pasó la semana, sentada detrás de una mesa, sonriendole a gente que en realidad me carga, el cuiquerio es fome, y sin embargo debía fingir que me agradaban, si alguno me va a decir que me vendí, lamento informarles que nadie se vende, si quieren mi opinión cuando nacimos ya estabamos rematados.
Pero igual la experiencia y las lucas estuvieron buenas, hice planes con un par de personas re buena onda, la Nacha me va a ayudar a hacer unas clases buenas en el Preu, ya les cuento más de eso, y con otro compañero nos vamos a Cartagua a principios de marzo.
El viernes, carrete para despedir las vacaciones más freak y más piola en el último tiempo, pero es que una familia de clase media con 2 hijas en la U sin crédito, no puede más, es lo que hay. El carrete sin comentarios todo lo arruinó un personaje indeseable del que no voy a hablar más por que después se siente importante, por suerte llegó otro personaje totalmente agradable y me salvó la noche.
Y el fin de semana, con gente acampando afuera de mi pieza, despidiendome con miles de ritos de mi primo, que parece más mi hermano, que se va por dos años a la marina en Talcahuano, y haciendo planes para irme a Los Ángeles a ver a la amorosa de la Daniela, tengo ganas de carretear con esa nena.
Ya se vienen las fiestas mechonas, ya se acaban las vacaciones, se me viene el año encima, vuelve a girar la rueda, la rutina que tanto odio, voy a comprar los cuadernos, las pastillas para la memoria que tanto necesito y a coser los botones de mi albo delantal, tan albo como mi corazón (jaja!), y a juntar resignación.
En la mañana vi una nueva belleza en TVN y hablaban sobre la antrofilosofía, una corriente de la psiquiatría, ya lo había escuchado en algunas clases de psicología, luego subiré un post hablando más de eso, de regalo Teenager de Camera obscura (gracias David).